viernes, 9 de noviembre de 2018

Capitulo 14: Pide ayuda

La vida es cambiante, difícil y a veces te pone en tesituras que no sabes si serás capaz de salir, pero aparece algo, una pequeña bombilla se ilumina en el camino. Y esa bombilla eres tú mismo, tu yo interior gritando y es cuando algo te hace click en la cabeza y decides pedir ayuda. Al principio es difícil. Cuesta enfrentarse a la realidad de las cosas, es complicado entender el por qué de todo, saber que nuestras acciones tienen consecuencias, pero una vez que te despiertan, es como que comienzas a ser menos crítico contigo mismo, te empiezas a valorar por primera vez en años.

¿No os pasa? nunca es suficiente. Siempre falta algo, un poco de azúcar, cinco minutos más en la cama, un beso más... Y ese es el problema, en no conformarse nunca, en machacarte constantemente una y otra vez, y al final, no entendiendo el por qué estás así. Pero no pasa nada, no está todo perdido, pide ayuda. A veces, una llamada de atención es una llamada de auxilio. Y ese grito ahogado, en la gran mayoría de las ocasiones, pasa desapercibido. Y ese es el problema. Nuestra sociedad, la generalizaciones varias y el estigma hacia algunos temas en cuestión. A veces, el mayor juez somos nosotros mismos. Hace dos días, en Twitter, se creó el hashtag #yotambienvoyalpsicologo y creo que ha sido la primera vez, públicamente en una RRSS, me he pronunciado hablando del tema.

Y, ¿por qué no sincerarme? me gustaría contar aquí mi experiencia. No deja de ser un diario, menos frecuentado de lo que me gustaría, pero un diario abierto a todos los que quieran leerlo. Llevo meses de terapia psicológica, desde julio en concreto. Dos psicólogos, una psiquiatra y una enfermera (técnicas de relajación) me ayudan continuamente a salir en ese bucle de ansiedad, casualmente el capítulo anterior de este blog. En él, reflejé como me sentía la gran mayoría de los días. Es un artículo que a día de hoy, no puedo leer, es como que no me reconozco. Los médicos aquí te cuidan tanto... es un lujo tener una terapia semanal y gratis. Todo por la SS. Yo misma tenía mis reparos en ir a un psicólogo, pero a día de hoy, creo que es la sociedad en sí que nos convence de que algo va mal, de que uno tiene que arreglar sus problemas sin necesidad de ayuda. Pues no. No es así. Yo llevo años arrastrando esa ansiedad asquerosa, llevo meses luchando conmigo misma, no queriéndome nada, siendo insuficiente como persona (en sentimiento) también han habido personas a mi alrededor que me han jodido más aún sabiendo mi situación, pero a día de hoy, los veo desde arriba y pienso "ojalá algún día entiendan lo que está bien y lo que no, que empaticen más y que no machaquen a alguien sabiendo su situación".

Al principio las sesiones eran muy raras, preguntas de todo tipo, no me sentía incómoda contestandolas, son temas banales, familia, pareja, qué te inquieta, qué te pasa. Pero con el paso de las sesiones aprendes, te escuchas a ti mismo y meditas, le das miles de vueltas a las cosas y empiezas a encajar piezas de puzzle que antes no cuadraban. Ahora todo lo ves más claro, te ves más fuerte para tomar según que decisiones, arreglas fantasmas del pasado, solucionas la pérdida de alguien, te enfrentas a las situaciones de otra manera y lo más interesante, el tema ansioso, comienza a desaparecer. Con el paso de los meses, te das cuenta de que puedes canalizar tu rabia de otra manera, no es necesario hiperventilar, no es necesario pensar que la vida es una mierda o que la mejor opción es tirarse de una ventana. Meditas, piensas más fríamente y actúas. Comienzas a respirar de verdad, a no machacarte, a valorarte a gustarte y sobretodo, a perdonarte. A perdonar en consulta a todos los que te han puteado, y es cuando afloran los sentimientos de añoranza, de pena, de entusiasmo al ver el avance, y al fin, ves como no dejas de subir la escalera, un paso, otro, otro...

Es magnífico, maravilloso. Habrá momentos duros, pero la ansiedad, esta vez, no es una opción, es algo que no tiene lugar en mi cabeza, se ve todo diferente. No sabría decir por qué. Yo misma me impresiono a día de hoy y me hago la misma pregunta una y otra vez ¿por qué no he hecho esto antes? ¿Por qué no he venido antes?

No llevo la cuenta, el psicólogo me dijo que era absurdo, pero llevo casi dos meses sin tener un ataque de ansiedad, y he pasado situaciones muy tensas. Pero no, en el momento que lo he notado, he sabido como actuar, he dejado de machacarme tanto. Dejo fluir las cosas de una manera más natural. Ayer en el trabajo, me di cuenta de algo que sigo repitiendo sin darme cuenta y es infravalorarme, una compañera nos visitó y me halagó con el tema de que cosía muy bien, yo le resté importancia, no para hacerme la interesante, sino porque verdaderamente lo pensaba. Luego, cuando bajé al almacén a seguir trabajando estuve pensando bien la frase que había dicho de manera automática, y al rato pensé "pues oye, si que soy una crack, lo he conseguido sola, nadie me ha enseñado, lo estoy haciendo yo sola. Me he desenvuelto sola, mi madre solo me regaló la herramienta, yo investigué y aprendí". Es curioso analizar hasta donde puede llegar mi mente negativa con tal de hacerme daño a mi misma.

Y algo con lo que no estaba segura pero ahora sí, y encima orgullosa es con mi máster. Es un secreto a voces lo que voy a contar aquí, pero he llegado a emocionarme (literal) con lo que estudio, con lo que hago, con la decisión que he tomado, y es que, es la primera vez que me escucho a mi misma a la hora de decidir algo, quizás tendría que hacerlo más a menudo. Con este post, lo que quiero decirte a ti que me lees y te sientes igual... pide ayuda. No tengas miedo, yo llegué a mi límite, pero no hace falta llegar hasta ahí, porque es muy difícil salir. Me recetaron pastillas e incluso principio de depresión, y no quise aceptar eso. Escogí la vía más difícil, la terapia, digo más difícil porque es la que más esfuerzo requiere, no quería una pastilla que me quitara el malestar, quería enfrentarme a mis problemas, ponerles nombres apellidos y sentarme con ellos. Y eso hice, uno por uno. Y aún me quedan, hasta que acabe una de las terapias, que por desgracia es el diciembre. Creo que nunca estaré tan agradecida a todos los médicos que me están tratando, y en especial a él JL.

Tenía que hacer un post así después de la rallada del anterior, y no sabéis lo bien que sienta ¡uf!

PD: Basta ya de banalizar las enfermedades mentales, de restarle importancia a una persona con ansiedad, depresión, ataques de pánico, problemas sociales... 2018. Nada más que decir :)

miércoles, 2 de mayo de 2018

"Sube tan rápido como un orgasmo, el orgasmo del dolor"

Las tripas se te encogen, notas el cuerpo duro y sin posibilidad de respuesta. No puedes respirar, te duele la garganta como si te estuvieran estrangulando, tras eso, también notas como por la zona del pecho, justo en el medio, te están apretando. La mano negra te aprieta y te obliga a coger aire sin parar, te ahogas. Lloras porque tu cabeza se nubla y en ella comienzan a pasar pensamientos que te aterran que se conviertan en realidad porque, en ese momento, es lo único que  deseas. 
Es como un orgasmo. Va subiendo poco a poco. Mientras tanto, tus pensamientos siguen danzando y tu te sientes peor persona, tu vida no tiene sentido, te da igual tu familia, tu pareja, te das igual tú mismo. Empieza a temblarte el cuerpo, los músculos se tensan y pierdes la oportunidad de pedir ayuda. Cuando está demasiado avanzado, es imposible pararlo, así que lo dejas que suba todo lo posible y que se vaya lo antes posible. Rezas por estar sentada en el suelo o echada en la cama por si te desmayas y te haces más daño del posible. Pese a que es una sensación parecida a cuando pierdes la conciencia, intentas tener las manos delante y no agarrando el pelo y tirando de él. Notas que te estás clavando las uñas y ni siquiera notas el dolor. 
Hiperventilas. 
Escuchas como el corazón se te va a salir de la boca y como parece que te has bebido 3 chupitos del mareo que tienes encima. Con un halo de voz pides ayuda, nadie te oye, lo que para ti es un grito, para otros es un susurro. Te encoges en la cama, en el suelo... y esperas a que suba. Y es cuando, como un orgasmo, llega a su punto más alto, el punto que más se disfruta en una relación sexual, pero en este caso es lo peor, es cuando expulsas todo lo que queda de ti y de repente, te montas en una montaña rusa hacía abajo y sin frenos. Tu cuerpo sigue temblando, tienes la boca seca, no puedes abrir los ojos, te duele el pecho, la garganta y sobretodo, te duelen los músculos. Te duelen mucho los músculos, parece que has estado levantando cajas sin descanso. Las manos las tienes completamente dormidas y es cuando tu mente vuelve a ti. Te miras y te das vergüenza, lloras por pena, pena de sentir las cosas tan a fondo. Te culpas por no haber parado ese orgasmo del dolor, te sientes una mierda porque no eres lo suficientemente fuerte como se supone que debes ser. 
Cuando pasa unos minutos y tienes fuerzas para levantarte, vas al baño y te echas agua en la cara y te miras fijamente es entonces cuando te preguntas ¿qué cojones he hecho? intentas justificarte, y lo que no te das cuenta es de que no tienes la culpa... de cara a la sociedad eres débil y tu corazón no tiene permitido sufrir... es cuando te cuestionas tu vida entera y vuelve, sube tan rápido como un orgasmo, el orgasmo del dolor... 

La ansiedad es un estado emocional y es la acompañante de otro tipo de angustias en especial, la neurosis. Esta se caracteriza por una intensa excitación, extrema inseguridad, inquietud, miedo, angustia. "Nuestro cuerpo y mente pasan de un modo repentino a estar en estado de alerta ante situaciones cotidianas y/o personas que percibimos de forma consciente o inconsciente como una amenaza".

"La ansiedad: una dolencia difícil. El paciente cree tener por dentro algo parecido a una espina, algo que le pincha las vísceras, y las náuseas lo atormentan." Hipocrates. 

Hoy día sigue habiendo personas que creen que el tema de la ansiedad o depresión son enfermedades ficticias que el paciente crea para llamar la atención, cuando desde la OCU nos menciona que un 57% de la población tiene este problema, mientras que un 34% padece depresión. Son enfermedades también, pero creo que la sociedad tiene mucho que aprender a día de hoy. 









sábado, 31 de marzo de 2018

Capítulo 13: Si no sale bien tengo un plan B.

El tiempo pasa a una velocidad que da vértigo. Da miedo ver como se van pasando los años y avanzas. Aprendes muchas lecciones que te dan una fortaleza que creías perdida en ti por problemas pasados. Pero el ser humano está preparado para sobrepasar cualquier barrera y con ello, hacerse invencible. Solo necesitas confiar en ti, y saber que no importa que te equivoques, que caigas, porque en el fondo del camino siempre habrá un libro en blanco para poder narrar tu historia con cada detalle que consideres importante. Y es por eso, que mis libros están repletos de lecciones, de aventuras y de problemas. Pero es tan maravilloso ver como vamos evolucionando... 
Llevo desde 2006 escribiendo. Nunca entendí muy bien el por qué empecé a hacerlo. Supongo que el dolor que sentía en aquel momento, me obligó a plasmarlo en un diario de Harry Potter que me regalaron mis padres. Iba narrando mis aventuras y mis fracasos. Seguí narrando mi vida, me parecía fascinante, nunca he entendido el por qué. Y más. Más. Del papel me pasé a los blogs, y de los blogs estoy segura de que terminaré de nuevo en papel. Sería un sueño hecho realidad. Aparecer en cualquier estantería y de la cantidad de sueños que tengo, el que más claro tengo es ese, escribir un libro. Quizás para todos no sea interesante, pero para mi sí. 

Estoy muy lejos de los míos y eso a veces, hace que me sienta sola y perdida. El problema que tengo es que me gusta mi vida de ahora, es diferente a la de antes, obviamente, pero es apasionante también. Barcelona me está tratando muy bien ultimamente. Mi problema de los granos está desapareciendo, parece que el temor que tenía por un problema de salud, va por buen camino y ¡estoy cogiendo peso! he vuelto a recuperar esa chispa por mi trabajo que hacía mucho que había perdido por miedo e inseguridad, pero eso es historia. No hay nada que se me resista ahora mismo, tengo mucha fuerza dentro y muchas ganas de vivir día tras día, una nueva aventura y lo que más ganas tengo es de que llegue el día 10. Necesito saber si consigo otro de mis esperados logros. En el caso de que no fuera así, no pasa nada, tengo un plan B. 

No suelo mencionar mucho a mi pareja, pero es por él que sigo saliendo de mis baches. Me escucha, me anima a seguir luchando y sobretodo, tiene paciencia. No sabéis la de veces que llegaba a casa después del trabajo llorando, destruida. Y él siempre tenía tiempo de consolarme, de hacerme entender quien soy y por qué tengo que luchar. Pienso que nos compenetramos tan bien, que ya, casi tres años después, estoy segura de que no quiero a nadie más en mi vida que no sea él. Ha sido duro conmigo cuando me he equivocado y adorable cuando he luchado por un sueño. Es y será el primero que confíe en mí. 

Sigamos hacia delante, me muero por saber qué pasará en abril, porque si no sale algo bien, ya tengo un plan B. 

miércoles, 14 de marzo de 2018

Con sentido #1

No he podido empezar mejor el año. Me sorprende que todo vaya bien, tan bien. Aún hay que paliar con la ansiedad, pero es algo que voy aprendiendo día tras día a controlar y a entender. Tengo miedo, siempre lo tendré. Pienso que cuando todo va tan bien termina acabando fatal. Y más sabiendo que estamos en un año par, no me gustan los años pares, son los peores que recuerdo, pero tengo muchas esperanzas esta vez. 
Llevamos ya 3 meses y no han parado de pasar cosas buenas. Viajes improvisados, con mi pareja, con mis amigas. Reencuentros inesperados con viejos compañeros de vida, el esperado examen de inglés y el aprobado. Año de la  esperada decisión de mi futuro académico y toda la ilusión depositada en una pre-inscripción. El amor de mi etapa anterior tatuada en mi espalda. Y mi camino por todas estas aventuras de la mano de la persona que sigo amando a día de hoy. 

En tres meses han pasado tantas cosas... que espero seguir pudiendo añadir experiencias y para cuando acabe el año, saber que ha sido uno de los mejores años a nivel personal, de toda mi vida. 

miércoles, 3 de enero de 2018

Adiós 2017

2017. Pasa el tiempo, muy rápido y pese a todo, sigo aquí, en Barcelona. El fin de año fue totalmente improvisado. Salí de trabajar a las 20:30, era nueva, tenía que cerrar. Corrí hacia mi casa todo lo que pude porque no sabía qué habían estado tramando mi hermana y Cristian. Y cuando llegué, no me pude emocionar más. Pese a que teníamos muy pocos recursos ese año, mi chico se curró una mesa de lujo, y de fondo, mi árbol de navidad de papel. Cenamos y nos hicimos unas fotos, era todo muy raro para mí. No estaba en Granada ni en Lucena, estaba en Barcelona, viviendo en un pequeño piso, vacío pero nuestro, me sentía triste pero bien. Nos fuimos los tres, muertos de frío por cierto, a Plaza Espanya. Aquello estaba lleno, yo recuerdo que me temblaba el cuerpo de nervios y de la rasca que hacía. Cuando el reloj marcó medianoche, nos comimos las uvas como marca la tradición. Si os digo la verdad, no sé bien si llegué a comerme las dichosas uvas, pero sí sé perfectamente como me sentí: Perdida. Es algo que no sé si alguna vez he contado, pero me sentía muy perdida, en un lugar que no consideraba como hogar. Sí, con mi pareja y mi hermana, pero notaba cómo aquello me venía grande, que no era capaz de afrontar una vida tan diferente, a lo que años anteriores había sido para mí.

El año empezó mal, no os lo voy a negar: muchos baches por el camino, mucha ansiedad, un sentimiento constante de vacío, un examen suspenso y una desesperación descomunal. Todo me iba mal, no sabía bien qué cojones me estaba pasando, pero estaba destrozando todo a mi alrededor. En el trabajo no sabían si me iban a echar porque no había sitio en la plantilla; con mi pareja pagué mis frustraciones, pese a que había pensado  qué quería ser de mayor, luego resultó que mi cabeza dio un giro y volvía a no saber qué narices hacer con mi vida, la carrera y esa maldita asignatura que me quedaba. Conforme fueron pasando las semanas, me prolongaron unos días más de trabajo, siempre al filo de que me echaran. Era demasiada plantilla y no había sitio, e íbamos cayendo una tras otra.
Llegó febrero y al fin, el maldito examen de Susino. La cuarta oportunidad para aprobar: me sabía los temas de memoria, había estudiado más que nadie pero no sabía qué pasaría. Pude ver a mi hermana y a mi madre, bajé del AVE, estuve con mi familia, y recuerdo sentir como si te apretaran el corazón. Solo por un instante... era una sensación nueva para mí.  Y llegó el día del examen (no puedo parar de llorar mientras escribo esto), mi padre me llevó a Granada en coche, yo iba recitando los ¿8? temas en voz alta, una y otra vez. Fue cuando entramos a Granada cuando mi corazón volvió a encogerse: entrar por Arabial, pasar por paseíllos, ver Gonzalo Gallas, mi facultad... Cuando entré en ella, sentí tantísimas cosas pasar por mi cabeza, tantas... mis antiguos amigos, y por supuesto Bea: ella siempre seguirá estando en mi corazón, siempre pese a todo lo que pasó. Recordar cada examen suspenso, cada aprobado, aquellas matrículas de honor, los profesores, la vida, sobretodo, aquella vida. La mejor época de mi vida.


Y vuelta a Barcelona. Esta vez, a finales de febrero, se me ocurrió la genial idea de hacerme un cambio de look. Y creo que fue lo peor que pude hacer.  Me arrepentí muchísimo porque no me sentía yo, pero al fin y al cabo, era una decisión que había tomado, y tenía que apechugar con ella. Eso sí, lloré mucho, como con todo. Soy la muñeca llorona.
Mi madre estuvo por aquí pasando unos días y nos fuimos de escapada con un primo mío a Andorra. La verdad es que me hubiera gustado verla más rollo turístico: ver sus calles, lugares importantes, etc. Pero bueno, compramos muchas cosas. Aquellos días que se quedó mi madre en mi casa fue curiosa la sensación que tuve. Era la primera vez en mi vida, y a una edad de 24 años, que yo le daba cama a mi madre, que le ofrecía mi casa, nuestra casa, y eso fue una experiencia muy enriquecedora. Porque, de una manera u otra, ves cómo los roles cambian, cómo eres tú, como hija, la que se ocupa de que todo esté bien, de que la mami descanse, etc. Fue bonito, no lo voy a negar.

Marzo fue un mes revelador. Por primera vez, pude costearme un portátil con mi dinero, el mío antiguo decidió morir en casa de una amiga mientras jugábamos al LOL. Y eso, no sé, consiguió que me diera cuenta de que estaba sacando mi vida adelante yo sola, sin ayuda de nadie. Es muy bonita esa sensación de independencia, de que si te apetece comprarte unas gafas, te las compras, si necesitas un portátil, te lo compras... sin darle explicaciones a nadie de por qué te has gastado tanto en algo. Y no solo eso, el día 14 de marzo me dieron una noticia que me hizo poder respirar hondo: en el trabajo (ya sabéis como son las típicas empresas de ropa, te contratan por campañas, de modo que me solían renovar conforme me iba supliendo a chicas veteranas que se iban o de acuerdo a sus necesidades) me hicieron fija. Recuerdo muy bien cuando Ana, mi jefa, me dijo que estaba muy contenta con mi trabajo, que les gustaba y que me hacían fija. Cuando yo escuché esas palabras... fija. Me subía por las paredes y bueno, me rompí, como cada mes cuando me decía que me renovaban 30 días más. Fue un alivio. De hecho, Cris estaba esperándome en la puerta porque le dije que mi jefa quería hablar conmigo y claro, fui allí solo para eso, temiéndome lo peor. Y resultó ser una de las mejores noticias que me habían dado este año. No por el trabajo en sí, que también, si no por tener una estabilidad en algo... quien se haya ido de casa sabe a lo que me refiero... que pasen los meses y no sepas si vas a poder pagar las facturas... es lo peor. Pero se arregló, era una chica Stradi.

Llegó abril, un mes bastante duro, muchos problemas emocionales sobre todo. Seguía con esa inseguridad que me acompañó desde el primer día que pisé Barcelona, y no entendía muy bien el porqué. Tenía un trabajo, vivía con mi pareja e incluso había aprobado el examen de Susino. Pero aún así, no era capaz de ponerme a estudiar inglés, me veía incapaz de avanzar, no sabía qué quería estudiar y eso quizás, me retrasó a la hora de seguir mi camino académico y dejarlo un poco apartado, hasta que me encontrara a mí misma. Pese a todo esto, Cris y yo aprovechamos para ser unos guiris en Barcelona. La verdad es que nos movimos mucho, el contrato de mi trabajo era de pocas horas y eso me permitía salir y tener más tiempo libre. Me encantó celebrar el día de Sant Jordi, me parece una tradición muy bonita en Cataluña... y ahí fue donde empezó uno de los sueños que tengo desde bachiller, la preparación del viaje al norte de Italia: todo comenzó con la guía de viajes a Venecia que regalé a Cris.

Un día de mayo y casi de casualidad, quedé con un par de compañeras del trabajo y ahí empezó a cambiar mi vida aquí. Recuerdo como si fuese ayer cómo estuvimos toda una tarde charlando, y no solo eso, fue tan relajante y divertida, que no recordé que vivía Barcelona y que los metros cerraban a las doce de la noche. Una vez que llegué a casa me sentí tan feliz, tan llena..., había estado tan a gusto con esas dos chiquillas que me sentía con ganas de volver a verlas, tanto que a día de hoy me sigue pasando. Desde aquella vez, poco a poco fuimos forjando una amistad tan bonita, tan sincera, tan importante, que creo que consiguieron que empezara a echar raíces, al menos por un tiempo.

Junio. El mes de volver a empezar. Comencé ahorrando todo lo que pude para poder volver a sentirme yo, y con sentirme así, me refiero a volver a ponerme el pelo tal y como lo tenía. Y así fue. Me dejé medio riñón y parte del otro en una peluquería de Barcelona, pero eso sí, me devolvió la vida como quien dice. Tenía tantas ganas de volver a "recuperar esa confianza" en mi autoestima... y parecerá una tontería, pero lo logró, me veía guapa.
Y bueno, el día 8, 8 de junio lo recordaré siempre por uno... bueno no, por el MEJOR regalo que jamás me hayan hecho. Y la historia se remonta a cuando yo tenía... ¿7? ¿8? ¿9 años?  al menos, que tuviera uso de conciencia, cuando todas las tardes me sentaba en el salón de mi casa a hacer los deberes mientras escuchaba a mi madre coser.
Ella era una costurera modelo, lo mismo te hacía un remache que te cosía unas cortinas, un vestido o lo que le pidieras. Yo, curiosa como de costumbre, siempre le miraba, nunca le preguntaba, cosa de la que me arrepiento. Y aprendí. No sé cómo narices, pero me fui enseñando yo sola a coser poco a poco... bueno sola, aprendiendo tan sólo con mirar a mi madre. Empecé abriendo, como muchos sabéis, una tienda por internet, donde vendía todo lo que hacía... ¡qué recuerdos! donde continué aprendiendo a coser arreglándome mi propia ropa... y claro, faltaba la obra maestra. El regalo perfecto de alguien muy especial: una máquina de coser de mi madre. Mi madre costurera y modista profesional, que se ganó sus ahorros cosiendo para la calle, de una manera u otra, me había enseñado ese mundo, y me sentí tan especial por compartir ese vínculo... Algo tan bonito que también, mi abuela Carmen tenía. No sé, es como algo que se ha pasado de generación en generación, y para mi es muy importante. Eso sí, siempre he cosido a mano, nunca a máquina... y ahora sí que me gustaría preguntarle a mi madre mil cosas de cómo coser. Pero bueno, poco a poco, voy aprendiendo gracias a YouTube y a los tutoriales que me pasa mi madre por Whatsapp para poder arreglarme el pantalón del uniforme para trabajar.


Junio, como dije antes, fue un mes fantástico ya que me trajo un pedacito de mi corazón. Y como ella es una mujer de sangre caliente, se trajo consigo la mayor ola de calor de todo el verano. No sudamos nada aquellas noches interminables... Ella es alguien que me acompañó en noches de lobas cazando por Granada. Ella es alguien que se emborracha con media cerveza y te ralla con cerveza y media. Ella es alguien, que poco a poco está quedándose más cerca de mí y de la cual estoy muy orgullosa por todo lo que ha vivido y por cómo está saliendo de esto. Ya lo sabes, fue genial tener tantas conversaciones contigo, también, recorrernos Barcelona montada en zapatos altos y llena de heridas... ¡maldito Cris y su poco afán de coger transporte público! Ya dije el año pasado que no es que amara a Granada, sino a las personas que allí están, y sabes que, aunque a veces me den ganas de pegarte un guantazo, eres alguien a quien quiero con todo mi corazón.


Y llegaron nuestras primeras minivacaciones en Sitges. Qué maravilla de lugar, qué playas, qué ambiente, qué calles... Pasamos San Juan allí con unos amigos y la verdad es que fue bien. Mucha fiesta (aunque nosotros ya estamos mayores) pero me gustó mucho la experiencia y sobre todo, las comidas que nos pegamos allí como señores... gracias mis pequeños, me enseñasteis el lugar perfecto donde quiero comprar un apartamento.



Julio. Rebajas. Señoras peleando por un descuento de 4.99. El estrés de estas no consiguió que día tras día, preparáramos el viaje de mis sueños.
Desde bachillerato he querido visitar Italia. Por razones obvias de dinero, no se ha podido visitar todo lo que me hubiera gustaría, y bueno, porque mi chico ya se ha visto medio país, así que acordamos visitar el norte: Turín, Milán y Venecia:

Empezando por Turin, una ciudad pequeña en donde disfrutamos de unos días muy relajantes. Allí alquilamos una habitación situada en un pequeño piso donde vivía una pareja mayor con un gatito. Y fue genial, tan bonito... el cuarto era rollo buhardilla y teníamos arañas y todo, allí, haciéndonos compañía. Nah, en serio, fue un buen comienzo. Y que no se me olvide mencionar que allí había un museo Egipcio, el mejor que he visto hasta el momento, incluido el del Louvre ¿eh?

Cogimos un tren de camino a Milán, la ciudad de la moda. Yo sólo pensaba en si tendría la suerte de encontrarme a Dulceida por aquellas calles llenas de lujos y dinero... pero nop. Milán es otro rollo totalmente diferente. Es más turística, un lugar precioso, pero más enfocado a gastar. Eso sí, la catedral de Milán me pareció la más impresionante que haya visitado hasta el momento. Eso sí, a los vigilantes les molestaba que las mujeres enseñáramos los hombros y las rodillas, así que tuve que comprarme una batamanta de papel de fumar súper fea.
























Y gracias a internet y a sus ofertas locas y casi reventas ilegales, pudimos ver la magnifica obra de Leonardo Da Vinci: la Última cena. Fue impactante, al menos para mí, tenerlo justo enfrente de mi, ese "cuadro" que tantos misterios ha levantado... y estaba allí, pintado tal cual, parecía que el tiempo no había pasado para él, pese a todo lo que pasó con la II Guerra Mundial... no sé, impresionante chicos. Además de la Catedral, lo que más me gustó de Milán fueron las Galerías de Victor Manuel II... eran tan luminosas, tan típico de allí...

Y llegó una de las ciudades que siempre he querido visitar de Italia. Al fin. Nada de marca blanca (Brujas, que bueno, para mí fue impresionante y no tiene nada que envidiarle a ésta). Nos dirigimos a la ciudad de los canales, entramos a Venecia. Cuando llegamos, después de unas 5 horas de autobús, estábamos cansadísimos, y Cris me propuso ir a la isla al siguiente día... no me gustó la idea pero accedí. Aunque al final, creo que le di pena o algo pero cogimos un bus para plantarnos en Venecia. Cuando llegué estaba muy nerviosa, tenía muchas expectativas y tenía miedo de que me decepcionara después de tantísimos años estudiando en los libros de historia la arquitectura de los edificios de Italia... y bueno ¿Quién no sueña con pasearse por las calles de Venecia con la persona que más amas? Pues eso. Y llegué. Recuerdo que iba mirando al suelo porque no quería levantar la vista, pero la levanté. Y me emocioné. Mucho. Aquello era tan bonito, tan mágico... Abracé a Cris, era el lugar perfecto, el momento perfecto y con mi pareja. El chico del que llevo enamorada ya casi tres años. Aquello era una ciudad aparte, un cuento, calles estrechas, y muchas escaleras, muchas. Y agua por todas partes. Tenía más canales que Brujas, obviamente, pero no olía tan mal como me habían dicho. Olía como a mar. Y las góndolas. Buah, qué gozada. Estaban tan cuidadas... y valía tan caro el viaje que cualquiera lo pagaba. Aunque bueno, Cris y yo decidimos dejarnos el otro riñón que nos quedaba, y nos montamos. Aquello fue tan romántico...
















Este fue el segundo viaje "gordo" con Cris, y la verdad es que me encanta viajar con él. Somos como niños, asombrándonos por todo, andando como si no hubiera un mañana, porque a mi novio le cuesta pagar un euro y medio por un tícket de metro, porque para él es mejor andar 5 Km de camino a casa... Pero ahora en serio, es genial viajar, conocer mundo, pero si es al lado de alguien a quien amas y que se ha convertido en uno de los mayores apoyos de tu vida... eso es algo por lo que no cambiaría jamás. Todo pasa por algo, y estoy segura de que la vida nos destinó desde que nos conocimos a vivir todo esto.

Vuelta a Barcelona, y como quien dice, vuelta al aeropuerto al día siguiente. ¿Por qué? Venía mi hermana y su chico. He de decir, que este es el año que más veces hemos hecho turismo en Barcelona. A todo el que ha venido, le hemos enseñado lo más emblemático de esta ciudad, que aunque no es Granada, también tiene encanto. La verdad es que, desde la última vez que estuvo mi hermana aquí, las cosas habían cambiado muchísimo. Su última vez fue en Navidad, hace un año ya, y bueno, yo no pasaba por mi mejor racha: estaba realmente mal, muchos lo sabréis. La ansiedad se apoderó de mí desde hacía unos meses, y aunque aún está ahí, siempre intento llevarlo de la mejor manera posible. Si la padecéis, entenderéis perfectamente lo difícil que puede ser llevar una vida "normal" y disimulando que todo va bien aunque no sea así.

Pero lo más duro sucedió en AGOSTO, sí, con mayúscula. El día 17 fue unos de los días que más miedo he pasado en toda mi vida. Yo llegaba a casa después de un día de trabajo, imagino que agotador. Nos sentamos a comer mi chico y yo, y lo normal, cuando estás comiendo y viendo YouTube, el mundo desaparece al menos por un segundo. Es cuando nos da por mirar el móvil (me tiembla el cuerpo al recordar todo lo que pasó) y encontramos varias llamadas perdidas de nuestros familiares, mensajes de miedo de conocidos y hasta un vídeo.
"¿Ana estás bien?" "¿Ana dónde estáis?" "Por Dios coged el teléfono, ¿Dónde estáis? ha habido un atentado en Barcelona".
Acto seguido vi un vídeo, que claro, inocente de mí, no sabia que era. Los que me conozcáis sabéis perfectamente que no me dan impresión este tipo de cosas, pero esta vez... se me clavó en el corazón. Había tenido lugar un atropello en las Ramblas de Barcelona: había gente tirada por el suelo, llorando... muerta, joder. En Barcelona, justo donde unos días antes, había estado con mi hermana y su novio. Cristian y yo pusimos de inmediato la televisión. No era una broma, estaba sucediendo de verdad. La información era confusa, muy confusa en ese momento. No se sabía qué estaba pasando, decenas de noticias falsas de bombas donde no las había... Y empezó lo peor para mí. Los helicópteros, la incertidumbre de lo que estaba pasando. Recuerdo muy bien esa sensación de miedo. Siempre había pensado ¿Qué se sentirá? ¿Qué es realmente lo que el ser humano siente cuando ve la vida como algo súper frágil que en cualquier momento puede apagarse? Pues ahora lo sé. Obviamente, mi novio y yo estábamos en casa, a salvo, pero ese miedo... Esa angustia, es algo que jamás se me va a olvidar. Es muy difícil de explicar lo que se te pasa por la cabeza en esos momentos. Y es que el ser humano es tan frágil, joder... Tu vida puede acabar cuando menos te lo esperes. Pues mi chico y yo estuvimos enganchados a la televisión, en el sofá sin apenas hablar, agarrados de la mano, asustados. Yo tenía ansiedad, porque de verdad, ese pánico constante, el sonido de los coches de policía, los helicópteros... No paraba de salir a la terraza porque estaba muy nerviosa. Se oían gritos, aunque claro, una ya está muy susceptible de todo lo que ocurra. Fue cuando por Twitter me enteré de que uno de los terroristas estaba en la Diagonal... joder, cerca de donde trabajo. Llamé a una de mis compañeras, porque os juro que estaba acojonada. Tenía miedo. Hablaban de una posible bomba en la Sagrada Familia. El mero hecho de pensar sobre el objetivo que tenían estos terroristas me abruma... No sé chicos. Fue un momento difícil de explicar, y eso que nos pilló en casa... pero cuando lo vives en tu ciudad, cuando sabes que podrías haber sido tú... Os juro que os cambia la forma de pensar. Porque todos hemos conocido famosos atentados: el 11 S, el 11 M en Madrid, los últimos de Londres, Francia... Pero claro, cuando ves que es en tu puta ciudad en la que hay cuatro locos que quieren asesinar a la gente porque sí... Ahí es cuando eres consciente de que eso es real, de que existe y de que tú eres una persona sin medios para defenderse si llegara alguien así. Ojo, que no estoy diciendo que haya que llevar una pistola, sino que me sentí indefensa y como un trozo de carne que puede desaparecer en un segundo si alguien lo desea. No sé, es aterrador.
Lloré mucho, y al día siguiente, yendo de camino al trabajo, vi la seguridad que había y las calles desiertas. Aquello me impactó para siempre. Días después, Cris y yo fuimos a las Ramblas. Cuando vas allí, la realidad te pega tal hostia que os juro que me emocioné muchísimo, me impactó el escenario. Todo estaba lleno de murales, de flores, velas. Joder, que lo estaba viendo con mis propios ojos, que había pasado de verdad, muy cerca de mi. Que podría haber sido yo la víctima... no sé. Fue durísimo. Pero bueno, gracias a los Mossos, los hijos de puta éstos fueron atrapados y/o asesinados (aunque yo no los hubiera matado, los hubiera encerrado de por vida). Eso sí, ese miedo no se te quita nunca. Es algo curioso que le comenté una vez a mi chico. Desde que vivo en Barcelona es como que siento que mi vida es más vulnerable. El vivir en una gran ciudad supongo que es lo que tiene... Pero nunca le había dado tanto valor a mi vida como ahora. Curioso, sería un interesante estudio sociológico ¿Verdad?

Septiembre, el mes de la locura en Cataluña. De verdad que cuando digo que este año ha sido único, no lo digo de broma. Al menos, es el año que más acontecimientos han pasado, y uno detrás del otro. Cris presentó el TFM, y a mi, no me dio tiempo a verlo. Fueron varios sucesos los que me impidieron acudir a tiempo, y es algo que me duele muchísimo, pero así fue. Él sacó adelante, como ya intuía, su presentación. Por otra parte, entre esas semanas de septiembre, fue el día de Cataluña, la Diada como la llaman. Dio la casualidad de que estábamos dándonos una vuelta aquel día, y claro, en Andalucía no es igual que aquí. Me explico: el sentimiento que tienen aquí es de unión, tan mágico... Ves cómo familias enteras, gente con dos dedos de frente (no como nos vende la prensa española) está defendiendo a Cataluña, (Ojo que no sólo con banderas indepes...) el ambiente que se respira es tan familiar, tan acogedor... que a mí es algo que me enamoró desde el minuto uno. Y tantas cosas... aquí montan fiestas por cualquier motivo, cada barrio de Barcelona tiene su fiesta particular, y no sé, es algo que me encantó ver. ...Y por supuesto, las fiestas de Bellvitge.



Septiembre también fue el mes en el que, por unos segundos sólo, pude ver a la pareja (ya ex) de uno de los youtubers que llevo viendo desde el 2011, Ro. Fue un segundo, porque la pobre no tenía tiempo de pararse, pero para mí... fue genial. Tuve ganas de decirle muchas cosas, pero claro, no soy la única que la admira, así que, al menos la vi.

Y bueno, como he dicho previamente, había un runrún en la política catalana. Anunciaban un posible Referéndum el día 1 de Octubre, el día en que los Catalanes podrían votar la posibilidad de formar una República independiente. A mí, la idea como tal, me llamaba la atención, pero tras charlas extensas con mi novio, analizando la situación, nos dimos cuenta de que no era esa la solución, aunque votar nos parecía bien y razonable. Helicópteros daban vueltas por nuestro barrio aquella mañana, el día era lluvioso, pero aún así, decidimos ir a votar, ¿Por qué no? ¿Qué puede pasar? Solo queremos votar. Já.
 Fuimos al colegio que hay justo al lado de casa, y obviamente, lo habían cerrado. Recuerdo muy bien cómo la gente estaba tranquila, comiendo y compartiendo una bolsa de patatas, no sé por qué, pero aquello se me quedó calcado en la mente. Y mira que es una gilipollez tremenda, pero no sé, no había violencia, ni nada por el estilo como los mass medía mencionaban una y otra vez. Probamos suerte más arriba, cerca de donde cogemos el Tram para ir al trabajo. Allí estaba la cosa tranquila, tanto que nos sorprendió. Nos acercamos y vimos a gente haciendo cola, lo normal. De repente, comenzaron a venir furgones de la Policía Nacional, pero no uno, allí habría más de una docena de furgones. Daba miedo, de hecho empecé a asustarme cuando vi que "nos estaban rodeando". Por la PUTA cara, comenzaron a sacar las pistolas estas con pelotas de gomas, prohibidas. ¿Ok? Pues eso. Comenzaron a ir hacia la gente que estaba haciendo cola y supongo, que dentro del  colegio. Ahí ya no sé que pasó, pero sí vi lo que pasó fuera, y logré grabarlo haciendo un directo para mi Facebook. No sé muy bien qué fue el desencadentante, pero la gente se unió y comenzó a echar a los policías. Aquello os juro que era épico. Sin violencia, con las manos en alto, andando hacia delante, hacia nosotros. Yo estaba muy asustada, os juro que era de puta película. La Policía Nacional decidió meterse en los furgones y salir de allí corriendo, pero de una manera que no tenía sentido, ¿De esto que le metes primera al coche y casi te derrapa? Pues así. Eso sí, había gente gilipollas que empezó a tirar cosas, botellas de cristal incluidas. Eso me asustó porque mi novio, que quería tomar el primer plano, le pasaban las botellas al lado de la cabeza, y os juro que no llegué a llorar, pero el corazón se me iba a salir por la boca. Este día, el gobierno de Mariano Rajoy demostró la incompetencia que lo caracteriza. Fue penoso, asqueroso y denigrante cómo se trató al pueblo catalán. Independientemente de que esas votaciones tuvieran o no validez, pero coño, deja a la gente votar, porque si no "sirve de nada" ¿Qué más te da? En fin.
El resto de Octubre fue "normal": problemas políticos con el tema del referéndum, y el gobierno de Rajoy, que implantó el artículo 155 el día 27 de este mes. Penoso. Elecciones para el 21 de diciembre en Cataluña. Varios presos políticos y el Presidente de Cataluña en Bruselas. De cuento, que por cierto, se me olvidó mencionarlo, pero tras muchas veces de pasarse la pelota tanto el gobierno español como el catalán, los diputados independentistas decidieron votar en secreto y proclamar una República unilateral (dos días duró).

Y bueno, aunque quizás no sea tan importante, pero al fin tomé la decisión de apuntarme de una maldita vez a una academia de Inglés B1-B2. Y es algo de lo que me siento muy orgullosa, ya que al fin tengo un poco más claro mi camino profesional. Y eso me relaja, al menos hasta que consiga empezar el máster.

Noviembre, bueno, el mes del cambio de look de nuevo. Decidí bajar a mi pueblo para visitar a mis padres y a algunos amigos, lo necesitaba. El viaje se me hizo eterno, pero me moría de ganas por estar allí. Fue gracioso, porque parece que esperaba ver a mi madre para armarme de valor y hacer algo que nunca pensé qué haría.
Sep, me corté la melena que tanto pensé que necesitaría. Siempre había pensado que era el símbolo que marcaba mi identidad, pero algo dentro de mí me decía que lo hiciera. Y es algo que me sentó tan bien... el hecho de ir contracorriente me hizo sentir tan genial que, joder, tendría que haberlo hecho antes... Muchos amigos y amigas me decían que no lo hiciera, que mi pelo blablabla, pero es que si no lo hago ahora ¿Cuando tenga cuatro pelos de vieja es cuando tengo que hacerlo? Nah. Me sentí diferente.

Y bueno, esta vez, cuando bajé a Lucena, es la primera vez en 25 años que me costó irme de allí. Me sentía genial, estaba a gusto con mi familia, mis amigas... El pueblo se me hacía pequeño, sí, pero me era "suficiente" (aunque bueno, dadme una semana allí). Me sentía útil, podía estar con mis padres y que no se sintieran solos. Podía escuchar sus miedos, sus angustias, intentar ayudarles en medida de lo posible... no sé. Pero cuando me fui, una vez que estaba esperando el AVE, lloré. Mucho. Lloré porque tenía que volver a "mi vida en la gran ciudad" y aunque eso me gusta, porque bueno, soy independiente, me pago todo y vivo con el amor de mi vida. Pero también, por otra parte, me aleja de mis amigos y de mi familia. Y mira que yo no soy muy "apegada" a la familia, siempre he ido a mi bola, pero parece ser que eso está cambiando ¡Mamá, estoy madurando!
También estuve con mi hermana, poco tiempo pero estuve, y bueno... mi hermana es la otra mitad de mi corazón, así que qué puedo decir de ella que no sepa ya... Me hubiera gustado estar más tiempo con ella, pero lo primero son los estudios, ya se lo dije.
Noviembre fue otro mes de visitas. Al fin subieron los papis de Cristian y eso me hizo sentir tan bien por él... me alegró tanto ver a mi chico así de feliz... la pena es que, por el trabajo, no pude estar con ellos. Bueno sí, 4 horas. La verdad es que me hubiera gustado estar con ellos y disfrutarlos. Pero no pudo ser, aún así, me conformé con que Cris lo hiciera por los dos.

Diciembre. Chachán. El último mes del año, menudo año ¿Eh? Pues bueno, ya sabéis, una tienda de ropa en diciembre es una puta locura. Muchas horas, ansiedad, agotamiento, el maldito inglés y la poca vida social, pone a una de los nervios pero he intentado llevarlo de la mejor manera posible, aunque he cometido muchos fallos. Este año, por primera vez en mucho tiempo, tenía ilusión por la Navidad. No sé si ha sido Cris o su familia, pero me moría por montar el arbolito. Fuimos a mirar unos cuantos al chino de confianza, y os juro que me daba una alegría pensar que sería nuestro primer árbol juntos... luego comprar los adornos... No sé, todo. Ha sido una experiencia bonita... me acuerdo que justo cuando acabamos de ver la típica película navideña, con los jerséis típicos y el árbol ya puesto, me puse a llorar. Sí, este año he llorado bastante, me estoy dando cuenta, pero es que soy bastante sensible y lo siento todo como por 1000. Es muy curioso.
Pero la guinda del pastel fue casi a finales de mes. Mi chico empezó a decirme que necesitaba que en mi trabajo no me cambiaran los horarios, porque bueno, los suelen cambiar bastante a menudo ya que si falla alguien o si hay más curro de la cuenta te avisan. Así que le dije que sí, pero claro, lo vi muy pesado y me soltó que quería tener un finde conmigo, para los dos, romántico... blablabla, y yo, muy emocionada, haciéndome mis paranoias y bueno, yo ya me veía en la nieve esquiando o tomando un té en una piscina caliente. No sé, mil cosas.
Jueves, de camión. Bueno, reventada, como siempre. Y bueno, el agotamiento de la semana en general y el INGLÉS. Salgo de currar, porque claro, no lo he mencionado, pero a mi chico entró en el programa de Doctorado y se supone que íbamos a ir a celebrarlo. Pues salgo del curro, muerta, y lo veo con una sonrisa que no le cabe en esa cara que tiene. Y claro, no sé, me chocó pero no le di importancia. De repente, alguien me tapa los ojos. Las manos estaban heladas y los dedos eran muy finitos. Mi hermana pensé. Empecé a temblar, mucho, me giré y no me creía lo que estaba viendo. Paula. Sí, Paula Gallardo. Era ella. Mi amiga, mi mejor amiga, estaba allí, porque sí, en Barcelona. Todo ese sentimiento que tenía dentro, estalló. Y lloré, no recuerdo bien ni lo que le dije. Pero lloré mucho. No paraba de repetir Paula, me siento muy sola, Paula. Fue muy rollo película y mi chico me dijo que hasta él se había emocionado, porque era algo que realmente necesitaba. Y bueno, pese a que me hubiera gustado estar todo el tiempo posible con ella, fue suficiente. Mucho trabajo, no olvidemos eso, y bueno, cansancio... pero es que... yo quería estar con ella todo lo posible, joder, todos los putos días hablamos por Whatsapp, nos contamos nuestra vida por audios de 10 minutos... qué locura, estaba allí. Y bueno, mi novio chapeau porque me engañó como una niña, como siempre.

Y acabó el año, se terminó y, madre mía, no ha sido moco de pavo. Muchos acontecimientos en 365 días ¿Verdad? Bueno, estoy deseando ver qué va a pasar este esperado 2018. Ahora las cosas están diferentes. Más estabilidad económica y emocional, una casa, unas buenas amigas... y lo único que haría falta sería un gatito para que cuide la casa ¿A qué sí?

PD: Por último, y quizás pensaréis que puede ser una tontería, la famosa pareja de VAPE rompió. Para mí, tras casi 7 años siguiéndolos, fue un golpe bastante duro del que todavía no me he recuperado.