viernes, 9 de noviembre de 2018

Capitulo 14: Pide ayuda

La vida es cambiante, difícil y a veces te pone en tesituras que no sabes si serás capaz de salir, pero aparece algo, una pequeña bombilla se ilumina en el camino. Y esa bombilla eres tú mismo, tu yo interior gritando y es cuando algo te hace click en la cabeza y decides pedir ayuda. Al principio es difícil. Cuesta enfrentarse a la realidad de las cosas, es complicado entender el por qué de todo, saber que nuestras acciones tienen consecuencias, pero una vez que te despiertan, es como que comienzas a ser menos crítico contigo mismo, te empiezas a valorar por primera vez en años.

¿No os pasa? nunca es suficiente. Siempre falta algo, un poco de azúcar, cinco minutos más en la cama, un beso más... Y ese es el problema, en no conformarse nunca, en machacarte constantemente una y otra vez, y al final, no entendiendo el por qué estás así. Pero no pasa nada, no está todo perdido, pide ayuda. A veces, una llamada de atención es una llamada de auxilio. Y ese grito ahogado, en la gran mayoría de las ocasiones, pasa desapercibido. Y ese es el problema. Nuestra sociedad, la generalizaciones varias y el estigma hacia algunos temas en cuestión. A veces, el mayor juez somos nosotros mismos. Hace dos días, en Twitter, se creó el hashtag #yotambienvoyalpsicologo y creo que ha sido la primera vez, públicamente en una RRSS, me he pronunciado hablando del tema.

Y, ¿por qué no sincerarme? me gustaría contar aquí mi experiencia. No deja de ser un diario, menos frecuentado de lo que me gustaría, pero un diario abierto a todos los que quieran leerlo. Llevo meses de terapia psicológica, desde julio en concreto. Dos psicólogos, una psiquiatra y una enfermera (técnicas de relajación) me ayudan continuamente a salir en ese bucle de ansiedad, casualmente el capítulo anterior de este blog. En él, reflejé como me sentía la gran mayoría de los días. Es un artículo que a día de hoy, no puedo leer, es como que no me reconozco. Los médicos aquí te cuidan tanto... es un lujo tener una terapia semanal y gratis. Todo por la SS. Yo misma tenía mis reparos en ir a un psicólogo, pero a día de hoy, creo que es la sociedad en sí que nos convence de que algo va mal, de que uno tiene que arreglar sus problemas sin necesidad de ayuda. Pues no. No es así. Yo llevo años arrastrando esa ansiedad asquerosa, llevo meses luchando conmigo misma, no queriéndome nada, siendo insuficiente como persona (en sentimiento) también han habido personas a mi alrededor que me han jodido más aún sabiendo mi situación, pero a día de hoy, los veo desde arriba y pienso "ojalá algún día entiendan lo que está bien y lo que no, que empaticen más y que no machaquen a alguien sabiendo su situación".

Al principio las sesiones eran muy raras, preguntas de todo tipo, no me sentía incómoda contestandolas, son temas banales, familia, pareja, qué te inquieta, qué te pasa. Pero con el paso de las sesiones aprendes, te escuchas a ti mismo y meditas, le das miles de vueltas a las cosas y empiezas a encajar piezas de puzzle que antes no cuadraban. Ahora todo lo ves más claro, te ves más fuerte para tomar según que decisiones, arreglas fantasmas del pasado, solucionas la pérdida de alguien, te enfrentas a las situaciones de otra manera y lo más interesante, el tema ansioso, comienza a desaparecer. Con el paso de los meses, te das cuenta de que puedes canalizar tu rabia de otra manera, no es necesario hiperventilar, no es necesario pensar que la vida es una mierda o que la mejor opción es tirarse de una ventana. Meditas, piensas más fríamente y actúas. Comienzas a respirar de verdad, a no machacarte, a valorarte a gustarte y sobretodo, a perdonarte. A perdonar en consulta a todos los que te han puteado, y es cuando afloran los sentimientos de añoranza, de pena, de entusiasmo al ver el avance, y al fin, ves como no dejas de subir la escalera, un paso, otro, otro...

Es magnífico, maravilloso. Habrá momentos duros, pero la ansiedad, esta vez, no es una opción, es algo que no tiene lugar en mi cabeza, se ve todo diferente. No sabría decir por qué. Yo misma me impresiono a día de hoy y me hago la misma pregunta una y otra vez ¿por qué no he hecho esto antes? ¿Por qué no he venido antes?

No llevo la cuenta, el psicólogo me dijo que era absurdo, pero llevo casi dos meses sin tener un ataque de ansiedad, y he pasado situaciones muy tensas. Pero no, en el momento que lo he notado, he sabido como actuar, he dejado de machacarme tanto. Dejo fluir las cosas de una manera más natural. Ayer en el trabajo, me di cuenta de algo que sigo repitiendo sin darme cuenta y es infravalorarme, una compañera nos visitó y me halagó con el tema de que cosía muy bien, yo le resté importancia, no para hacerme la interesante, sino porque verdaderamente lo pensaba. Luego, cuando bajé al almacén a seguir trabajando estuve pensando bien la frase que había dicho de manera automática, y al rato pensé "pues oye, si que soy una crack, lo he conseguido sola, nadie me ha enseñado, lo estoy haciendo yo sola. Me he desenvuelto sola, mi madre solo me regaló la herramienta, yo investigué y aprendí". Es curioso analizar hasta donde puede llegar mi mente negativa con tal de hacerme daño a mi misma.

Y algo con lo que no estaba segura pero ahora sí, y encima orgullosa es con mi máster. Es un secreto a voces lo que voy a contar aquí, pero he llegado a emocionarme (literal) con lo que estudio, con lo que hago, con la decisión que he tomado, y es que, es la primera vez que me escucho a mi misma a la hora de decidir algo, quizás tendría que hacerlo más a menudo. Con este post, lo que quiero decirte a ti que me lees y te sientes igual... pide ayuda. No tengas miedo, yo llegué a mi límite, pero no hace falta llegar hasta ahí, porque es muy difícil salir. Me recetaron pastillas e incluso principio de depresión, y no quise aceptar eso. Escogí la vía más difícil, la terapia, digo más difícil porque es la que más esfuerzo requiere, no quería una pastilla que me quitara el malestar, quería enfrentarme a mis problemas, ponerles nombres apellidos y sentarme con ellos. Y eso hice, uno por uno. Y aún me quedan, hasta que acabe una de las terapias, que por desgracia es el diciembre. Creo que nunca estaré tan agradecida a todos los médicos que me están tratando, y en especial a él JL.

Tenía que hacer un post así después de la rallada del anterior, y no sabéis lo bien que sienta ¡uf!

PD: Basta ya de banalizar las enfermedades mentales, de restarle importancia a una persona con ansiedad, depresión, ataques de pánico, problemas sociales... 2018. Nada más que decir :)