martes, 9 de marzo de 2021

Adiós 2020

(...) ¡Ahora sí que sí, no sé que me deparará este 2020, pero odio los meses pares! 

Vaya, vaya, vaya ¡menudo año! mira que siempre pienso lo mismo conforme escribo este pequeño resumen, pero madre mía, es que he estado a punto de cambiar el maldito título por ¡qué te jodan 2020! ¿Entendéis el por qué digo que odio los meses pares? aún así considero que he tenido suerte. Ha sido un año lleno de cambios y experiencias profesionales. 

Pensé que nada podía superar a 2019 pues había sido un año bastante completo en cuanto a salud mental, laboral y ser al fin mamá de un peludo. Pero para nada, este 2020 venía para plantarse como uno de los años más jodidos del último siglo. 

En enero hice mi lista de propósitos, entre ellos viajar más que 2019, jah! Comencé sacándome mis certificaciones de Google Ads y rechazando un puesto de trabajo que casi me hizo tomar una mala decisión. Al poco de este rechazo, logré que me subieran de horas en la empresa en la que trabajo actualmente, por lo que fue un chute de emoción para mi carrera profesional y mi meta para este 2020. Comencé a coger más confianza en mi misma, en mis capacidades. 

Fue genial soñar con planear uno de los viajes más esperados de toda mi vida, ROMA. Compramos los billetes de avión, hotel, TODO. Abril de 2020 sería el año en el que al fin, iba a una de las ciudades más icónicas y más deseadas desde que era una adolescente, JAH! 

Febrero fue  el mes en el que volví a engancharme al LOL, supongo que tener más tiempo para mi me hacía que necesitase divertirme un rato cuando terminaba de trabajar, aunque lo complementaba con alguna asignatura que me había quedado por finalizar del máster y el TFM. Volví a hacer migas con una amiga de mi infancia, I. y eso es algo que me encantó vivir de nuevo, ya que aunque siempre habíamos sido muy amigas, por cuestiones de estudios, trabajo, etc., nos habíamos separado, es una de las mejores cosas de este 2020 la verdad. 

Desde China, había un pequeño susurro que decía que un virus jodido estaba acabando con la población, atacando a los más mayores y parando la economía... Bueh, eso es algo que nos pilla muy lejos, qué más dará lo que pase allí? JAH!

A comienzos de marzo, la cosa parecía que se extendía por Europa, y comenzaron a darse los primeros casos en España, para mi algo que no me daba nada de miedo ni respeto. JAH! 

A las pocas semanas, justo el 13 de marzo, nuestro jefe nos avisó que estaríamos fuera de la oficina un par de semanas guardando cuarentena porque desde le gobierno de España, habían decretado a confinarnos durante dos semanas, aquí la cosa ya cambió, yo seguía pensando que todo esto era una exageración, que no era más que un simple resfriado, pero me pareció interesante "teletrabajar". 

Cuando Italia cerró fronteras, ahí sí que me empecé a rallar, no por el virus, sino por mi viaje. Años soñando con visitar Roma y ¡pam! otro viaje que se termina retrasando una vez más por un "simple resfriado". No os voy a engañar, lloré cual magdalena y realmente fue algo que me toco mucho, era algo muy deseado y que de la noche a la mañana, se había roto de nuevo.

Recuerdo que compré a principios de año una agenda magnífica en la que apuntaría mis hazañas este 2020, mis viajes y aventuras, mis quedadas y demás. Pero se convirtió en un diario de bitácora. Semana tras semana iba apuntando cómo los casos iban aumentando no solo en España, sino en el mundo entero. Contaba día tras día los acontecimientos que narraban las noticias, era un caos. 

No os voy a negar que la idea de pandemia mundial era algo divertido, era lo que muchos frikis habíamos estado esperando desde hace años, ignorante de mi pensar "bueh ya pasará, será un mes y se acabó". La cosa es que cuando comienzas a ver las calles vacías, los negocios cerrando, los trabajos echando a sus trabajadores e incluso mi propia empresa estuvo en la cuerda floja. Cuando te llama tu madre exhausta, asustada por lo que está viendo en el hospital y cada día a las 20 de la tarde, la gente se asoma al balcón a aplaudir, ahí es cuando te haces la pregunta de ¿Qué cojones está pasando? 

Al principio era divertido, pero se convirtió en un absoluto infierno. Teletrabajar en un piso que no está acondionado para eso, fue horrible. Ese piso tan pequeño, con una mesa del ikea y unas sillas básicas de comedor conseguían que los días tardaran más en pasar. Las horas en el trabajo no eran 6, podrían incluso duplicarse, había que echar una mano y ayudar todo lo que fuera posible, eso o nos íbamos todos a la mierda. La suerte que tuve fue encontrarla a ella, L. Esa chica rara que era borde conmigo pero que poco a poco se fue convirtiendo en una de las personas más importantes de este 2020. Era genial hacer la daily y que se conectara un poco antes para tomarnos el café juntas, comentar anécdotas o lo más importante, conseguir que me valore (laboralmente hablando) y dejar de tener tanto miedo. Fue clave yo creo, ella y M. otra mujer muy importante para mi, lograron que poco a poco saliera de mi caparazón de miedo, angustia, inseguridad y un largo etc. 

MARZO: 85K infectados 7.4K muertes. 

En abril, el mes de tiktok, el maldito resistiré y mil mierdas. Lo que iban a ser dos semanas, no paraba de alargarse. Fue muy duro, el vivir de verdad en un piso tan pequeño, sin luz, sin ventilación me hizo replantearme mil cosas. Lo bueno es que jamás discutí con mi pareja, lo llevábamos bastante bien, pero aun así, necesitaba mi espacio. Mi momento más top era terminar de trabajar e irme a la terraza comunitaria con Kobu a que nos diera el sol. Para colmo, fue un mes con un tiempo de playa brutal. Las semanas pasaban y el confinamiento continuaba. No podíamos salir de casa, solo para comprar comida y no podíamos ir juntos, siempre separados. Eso sí, Cristian se curró una cena maravillosa para nuestro aniversario que me hizo pensar que estábamos en un auténtico restaurante japonés. 

A finales de abril, haciendo ya 7 semanas confinados, nos dejaban salir a andar una horita, algo que nos supo a gloria. También fue el primer contacto con las mascarillas, malditas mascarillas. 

ABRIL: 213K contagios y 24K muertes. 

En mayo la cosa poco a poco siguió relajándose, había turnos para salir a la calle, aquello parecía la guerra. Si veías a alguien mayor que estaba en tu franja horaria te enfadabas, algo subrealista pero muy cierto. He de decir que me escapaba para andar con una antigua amiga del Stradivarius, sentía que estaba haciendo cosas ilegales, pero necesitaba relacionarme. Las tiendas comenzaron poco a poco a abrir, pero tenías que ir con cita previa, pero L. y yo decidimos "quedar para comprar ropa" a modo de primera cita, fue divertido. He de reconocer que comencé a mirar pisos de alquiler, los precios habían bajado con la cosa del Airbnb y pensé que podríamos acceder a algo mejor, ya que me habían subido a 6 horas y mi sueldo era un poquito más alto, necesitaba salir de ese zulo de mierda. 

A mediados de mes comenzó la "Desescalada" iba por fases, según el volumen de incidencias de cada comunidad, se iba "mejorando" la situación. En plan, los bares podrían servir o podías hacer según qué cosa, etc. Yo ya veía la luz, eso estaba terminando, ya faltaba menos para acabar con esta pesadilla, JAH!

Barcelona iba avanzando relativamente bien, a nivel que pudieron venir mis amigas de Stradi a casa, ambas en ERTE, fue un momento realmente bueno. Es tan importante socializar, ver a otras personas, desahogarte de esta maldita pesadilla... aunque a final de mes, se fue alguien muy importante de nuestras vidas, otro mazazo más del coronavirus. No sabéis la impotencia de ver a quien más quieres llorar por no poder salir de Cataluña y despedir a sus seres queridos, y ver a 4 desgraciados saltándose las normas sin justificación alguna, en serio. 

Lo único bueno del mes me llegó como mensaje al correo del trabajo. Todo mi esfuerzo daba sus frutos, al fin podía tachar un propósito en mi listado. Me iban a cambiar el contrato a 8 horas, había conseguido aquello que tanto había soñado, trabajar de lo mío. MAGIA.

MAYO: 236K infectados y 27K muertes. 

Llegó junio, ya sumábamos 12 semanas de confinamiento, y seguíamos en la Fase 1. Aunque pronto seguimos avanzando e incluso volvimos a la oficina las segunda semana del mes. Aquello sí que fue raro, qué sensación tan maravillosa el ver a gente, poder hablar, un espacio con luz donde poder trabajar en una silla de escritorio, buah qué gozada. Realmente tenía todo lo que quería, por lo que al haberme subido de horas, sin saberlo, me habían dado la llave a continuar con la búsqueda de mi nuevo piso, necesitaba mudarme. Ya se rumoreaba de que habría una segunda ola tras el verano, y no quería volverla a pasar en ese piso de mierda. 

Mi madre, heroína donde las haya, estuvo cosiendo EPIS y mascarillas para donar al hospital de Cabra, de hecho le dieron un reconocimiento por la ayuda. Fueron tiempos muy difíciles en los que no había nada y ella ayudó. Pues como ya había "pasado" un poco lo más gordo, comenzamos a vender mascarillas por instagram y oye ¡negocio del siglo! he de decir que los filtros tenían su certificado y eran completamente seguras. 

Junio fue el mes donde las mascarillas se volvieron obligatorias, cosa que yo sabía que no dudaría mucho porque se acercaba el verano, y era imposible respirar con un trozo de tela en la cara. Cristian y yo hicimos una pequeña escapada a Sitges disfrutando de las playas y de la desconexión de aquella pesadilla llamada Covid 19, fue algo que nos sentó genial. Necesitábamos hacer ese viaje juntos y solos. 

También fue el mes donde terminé y presenté el TFM. Decidí hacerlo de un pueblecito llamado Alcalá del Júcar y la verdad es que fue super interesante y enriquecedor, aunque me daba pena porque sabía que con la finalización del máster, también se apagaría un poco las amistades que había conseguido, sobre todo con R. y O., aunque a día de hoy, puedo decir que por suerte, seguimos manteniendo en contacto :)

JUNIO: 250K infectados y 28K muertes.

Llegó julio, y el mismo día 1 teníamos la visita a un piso de Sants. En las fotos parecía el piso perfecto, 3 dormitorios, balcón, lavadero, en una zona bastante bonita y por un precio inferior a lo que suele valer un piso en Barcelona con esas características. Pues estuvimos esperando al chico y no venía nadie, pasaba la hora y nada, ni nos cogían el tlf ni nada. Decidí buscar por internet y me daba la localización de una agencia inmobiliaria en Valencia, ahí supimos que nos habían timado, menudo chasco. Pero decidí llamar una vez más, y ¡lo cogieron! el piso estaba una calle más abajo y cuando nos abrió la puerta, no pude creer lo que estaba viendo. ERA ENORME, realmente grande. Tenía 3 dormitorios como en las fotos, y una terraza bañada por el sol, era perfecto, en una zona perfecta y por un precio ideal. Tenia que ser mío. Le dije al chico que donde había que firmar, quería vivir en ese lugar costara lo que costase. Aunque estamos en Barcelona, aquí no eliges un piso, sino que los dueños te eligen a ti, así que utilicé mis técnicas de marketing y reuní toda los papales que nos pedían (avales, nóminas, declaraciones de renta... mil historias) y además, añadimos una especie de presentación chulísima presentándonos. Solo nos quedaba esperar. 

El chico no nos contestaba y yo comenzaba a preocuparme, me estaba haciendo muchas ilusiones pero sabía que nuestros sueldos podían echar hacía atrás al dueño de la casa. Pero no sé qué pasó pero recibí una llamada "el piso es vuestro, hemos tenido muchas dudas por vuestros salarios, pero habéis dado mucha información de los avales, y blablablabla" yo ya no escuchaba nada más solo "NOS MUDAMOS A SANTS".

A la semana ya estábamos firmando, no nos lo creíamos. Recuerdo que al día siguiente de firmar, Cristian y yo nos dimos una vuelta por el barrio y era como un sueño, estábamos en la zona que más nos gustaba de toda Barcelona, un barrio humilde, con tiendas pequeñitas y un ambiente familiar inigualable ¡ya era hora! lo divertido fue cuando tuvimos que limpiar y hacer la mudanza. Ese mismo finde ya estábamos liados limpiando como locos y preparando cajas. Poco a poco íbamos haciendo viajes en el metro con maletas hasta arriba dejando todo, eso sí, no lo he dicho pero era un piso sin amueblar, no tenía absolutamente nada, pero nos daba igual. 

Por suerte, tengo a los mejores amigos del mundo, y me ayudaron muchísimo. A. cada dos por tres venía a mi casa con su coche rojo y me echaba un cable llevando cajas del Stradivarius llenas de recuerdos y de ganas de empezar de nuevo. M. fue clave para los muebles más pesados e incluso ese maldito frigorífico, bendito M. ¡qué importante fuiste tío! la cosa de hecho se tuvo que adelantar porque volvían a haber casos de Covid y querían perimetrar la zona, por lo que lo que iba a ser una mudanza tranquila, se convirtió en un domingo de puta locura llevando todo lo pesado para pasar la primera noche allí. 

Recuerdo como si fuera ayer cuando llevábamos a Kobu en su transportín y pisó la casa. Es una casa que da al exterior, así que los ruidos estaban por doquier, y eso era algo que el minino no había experimentado antes. Vernos entre decenas de cajas, durmiendo con el colchón en el suelo y Kobu escondido y disfrutando de la brisa de aquella noche, lo que me hizo pensar "es el mejor año de mi vida". Qué irónico no? 

Nuestros padres nos ayudaron bastante, los padres de Cristian nos regalaron un sofá y los míos una lavadora, el resto nos tocaba apañarlo a nosotros. Perdí la cuenta de los viajes a Ikea y mil ideas de decoración por pinterest, incluidos DIY. 

JULIO: fue un mes tan a tope que ni siquiera me apunté cómo íbamos en España con respecto al Covid. 

Agosto sí que fue un mes bastante relajado, las medidas se "pausaron" porque había que salvar el verano, y cómo sabíamos que en otoño iba a volver otra ola de covid, decidimos salir todo lo que pudiéramos. Así que nos fuimos de viaje a Lloret de Mar con unos amigos, fue un viaje super divertido y con gente realmente maravillosa, disfrutar todos los días de la playa es un gustazo que nos encantó. 

AGOSTO: 300K infectados (no apunté como iban las muertes, pero sí que se notaba el rebrote del virus).

En septiembre continuamos con la mudanza y lo único destacable fue un viaje a Llança, aunque he de reconocer que no fue del todo como nos hubiera gustado. 

Por otro lado, mi hermana pilló Covid, no sabemos como pero bueno, dentro de lo que cabe fue bastante liviano y mis padres por suerte y seres responsables, lograron no pillarlo pese a que estuvieron viviendo todo el verano en el mismo piso. 

SEPTIEMBRE: 779K infectados y 32K muertes. 

Cómo se puede ver, el rebrote fue real, pero supongo que a nadie le sorprendió, todo el mundo viajó todo lo que pudo, me incluyo obviamente. El hecho de estar encerrado y que te priven de libertad, es algo que jamás pensé que podría pasarnos, pero terminó pasando.  

En Octubre mi madre pudo venirse unos días antes de que volvieran a confinar perimetralmente, la verdad es que me encantó que viniera. El poder enseñarle mi nuevo hogar fue algo muy motivador para que viera cómo estaba creciendo poco a poco. Me ayudó mucho con la decoración de la casa, tiene buen gusto y yo soy una manitas así que interesante combinación. También fuimos a Montserrat, y la verdad es que fue una escapada que nos gustó mucho, un lugar bonito de ir y con unas vistas espectaculares. 

A finales de mes, nos terminaron mandando de nuevo a teletrabajar, pero claro, esta vez tenía mi propio despacho, por lo que no me importó, estaba preparada. 

Algo que si que nos sorprendió fue el "toque de queda" sí sí, como en tiempos de guerra. En la gran mayoría de España el toque era a las 23, en Cataluña, decidieron adelantarlo a las 22 de la noche. O sea, si estabas en la calle pasadas las diez, te podían multar. Era de locos, aunque realmente nunca me importó demasiado, estaba demasiado a gusto en nuestra nueva casa, por lo que no me importaba demasiado todo lo que pudiera decretar el gobierno. 

Poco a poco nuestra casa comenzaba a tener vida, y aunque íbamos muy lentos en cuanto a decoración se refiere, ya iba pareciendo un hogar de verdad. 

OCTUBRE: 1.186K infectados y 36K muertes. 

Parece que este 2020 ha sido el año de las mudanzas, todos mis amigos se han mudado, TODOS. La verdad es que han bajado bastante los precios en Barcelona y yo creo que todos hemos aprovechado un poco el boom antes de que se vuelvan a subir. 

En noviembre vinieron a cerrarme el balcón para que Kobu no saltase pues ya me había dado algún que otro susto y tengo la suerte de tener a una vecina super maja que nos pasó el contacto. 

En general ha sido un mes en el que salimos cada fin de semana, teníamos mil planes siempre y también tuve mucho trabajo, pero fue un mes de volver a conocer a viejos amigos y volver a unir lazos, algo maravilloso. 

NOVIEMBRE: 1.605K infectados y 44K muertes. 

Y llegó el último mes del año, diciembre. Era un mes raro porque no parecía que fuese Navidad, la verdad. Dude mucho pero al final decidí no bajarme a mi pueblo porque además de que era carísimo, no quería quedarme tampoco muchos días,  quería pasar la Nochevieja en Barcelona y finalmente decidí quedarme aquí. Lo bueno es que tuve una Nochebuena con G. y A. que aunque no fue la bomba porque él estaba malito, para mi fue suficiente y estuve super a gusto, muy a gusto. 

Lo bueno se hizo esperar, y en Navidad venía mi hermana a pasar unos días a Barcelona. Eso sí que fue un puntazo. Nos lo pasamos genial solas, viendo por enésima vez toda la saga de Harry Potter, comiendo guarradas y chinchando a Kobu. También pude darle una sorpresa que llevaba tiempo detrás, nos tatuamos al fin. Es un tatuaje muy bonito y con mucho significado que me encanta comentar, porque creo que es algo perfecto y que une muy bien mi vida allí y aquí en Barcelona. Nos hemos tatuado una isla, y aunque parece super típico, para nosotras no lo es. Nosotras apenas nos llamamos por nuestro nombre, nos gusta más el término "illa", casualmente illa en catalán quiere decir isla. Es por eso que decidimos unir nuestra manera andaluza de llamarnos la una a la otra, con la esencia catalana, y nació esa pequeña islita en nuestro brazo. Es un tatuaje que teníamos muchas ganas de tener y realmente es algo que me encantó hacerme. 

Los últimos días del año llegaban a su fin y tras una Nochevieja en casa de G. y A. terminó uno de los años más extraños de la existencia de la humanidad diría. 

En mi caso, ha sido un buen año, pues cumplí varios objetivos, entre ellos laborales y personales. Crecí mucho como persona, me sentía más segura en el trabajo y conmigo misma, he logrado forjar lazos muy importantes con L. y un apoyo incondicional. Conseguimos mudarnos a nuestro barrio favorito de Barcelona, en una casa lo suficientemente grande como para que cada uno pueda tener su espacio ¡hasta el gato! y al fin parece que va teniendo sentido esa locura de venirme a Barcelona. 

No sé qué nos deparará el 2021, pero con la sombra del Covid a nuestras espaldas, parece que será un año complicado también, pero mientras tengamos salud, el resto nos sobra seguro. Ahora sí ¡vamos allá, me gustan los años impares!