sábado, 3 de diciembre de 2016

Capítulo 2: Ya estamos en casa.

Ya estamos en diciembre. Qué rápido ha pasado este año. En realidad, así haciendo un balance general, no es que haya sido el mejor año del mundo, pero sí que ha tenido más cambios que nunca. Empezamos en una ciudad enorme, tanto que sus calles me hacían sentirme demasiado pequeña. Pero eso no importaba, era la ciudad de las oportunidades. Y así fue, en tan solo dos semanas, tenía que decidir sobre dos puestos de trabajo. Tras agobios, entrevistas a porrón y mil y una llamadas, me decanté por Stradivarius, una famosa marca de Inditex, una de mis favoritas. Me lancé a la piscina, tenía miedo, pero me podía más la ilusión. Recuerdo entrar a la tienda y pensar "hostia, qué voy a trabajar aquí todo el tiempo que me dejen". No sé por qué, pero creo que podría crecer dentro de Inditex y quizás trabajar de lo mío dentro de la misma empresa, quien sabe ¿no? Pues hoy, un mes y medio después, sigo allí. Poco a poco voy abriéndome más, me da menos miedo mostrarme tal y como soy y bueno, allí estoy rodeada de gente joven, con miles  de aspiraciones y llenas de ilusión. No podría estar mejor. Era algo que jamás me hubiera imaginado.

Lo segundo fue el piso, el maldito piso. En Barcelona es mucho más sencillo encontrar trabajo que un lugar donde vivir. Donde vivíamos no era precisamente un hogar. Para mi ha sido una de las mayores pruebas hasta ahora. Pero bueno, prefiero guardarme los comentarios acerca de aquel lugar ya que no tengo ni un recuerdo bonito. Bueno sí, el día que nos fuimos. Pero al fin se acabó ese infierno. Tras mucho tiempo buscando, como he dicho antes, encontramos nuestro pequeño nido de amor. Un quinto sin ascensor en Hospitalet. Tras semanas esperando para firmar el contrato, el día que pisé (por segunda vez, obviando el día que nos enseñaron el piso) nuestra casa, puedo asegurar que no me lo creía. ¿Sería ese el piso del que tanto hablábamos Cristian y yo en Granada? ¿Podríamos hacer vida en ese habitáculo sin que nadie nos molestase? Sí, hoy, una semana después ya si que veo claro de que sí. Ahora, poco a poco, vamos decorando nuestra casa como habíamos imaginado, en los tonos que pensábamos que era el color de nuestra relación. Es curioso que todo lo que nos está pasando siempre gira en torno a lo mismo y eso me hace seguir pensando de que es él. Solo él.

Y bueno, hacía mucho que no escribía y eso no suele ser normal en mi, pero bueno, demasiadas cosas en muy poco tiempo. Ahora todo tiene mejor color, estoy segura de que todo el mes de noviembre (que ha sido un horror) con todo lo que ha pasado, nos ha hecho más fuertes y ahora recibidos la recompensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario