miércoles, 8 de marzo de 2017

Capítulo 8: La confianza

A veces la confianza entre dos personas puede llegar a límites insospechados. Unos límites que no puedes contener y por ende, volver hacía atrás. El problema de la confianza es que puedes cometer errores, puedes hacer daño, mucho daño. Y esto puede afectarte más de lo que crees. Hay veces que puedes sentirte sola, o sentir que nadie te entiende y refugiarte en aquellos con los que puedes ser sincera al cien por cien, pero ¿qué pasa si estos te dan una hostia de realidad? ¿se perdió la confianza? ¿o acaso nunca había estado ahí? no. En realidad y siendo objetivos, la confianza es algo que se puede perder en tan solo un segundo y puede costar una eternidad recuperarla. Al menos así lo considero yo. El problema es cuando excedes con eses poder y lo utilizas a tu antojo, haces lo que te sale de las narices sin mediar sobre el dolor que pueden causar tus palabras, tus hechos o tus miradas. Ese es el problema, que si no cuidas a una persona, se terminará deteriorando aunque eso a ti no te importa porque hay problemas más importantes que resolver. A mi me fallaron hace ya tiempo, y se lo duro que es que alguien en quien confías tu vida te pegue una patada y te eche las culpas de sus errores, se lo que es eso. Y creedme, duele. Pero a día de hoy, como consecuencia de todo aquello, me siento menos confiada. Siento que no me puedo fiar de mucha gente que baila junto a mi. Y cuando creo que puedo hacerlo... ¡poom! hostia que va. Eso te demuestra que nunca hay que perder la guardia. Que hay que saber en quien depositar la confianza y en quien no, y aquella persona que sepa mimarla tendrá un tesoro que valdrá más que todo el oro del mundo.

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